Edgar González, de UNPACU, uno de los activistas
golpeados en los últimos días por agentes policiales en Santiago de Cuba |
Yusmila
Reyna Ferrera, periodista independiente
La atención a la represión del gobierno cubano
ocurre en varios sentidos, desde las estrategias que emplea la oposición
pacífica de la Isla para saturarla, desafiándola y haciéndola ceder cada día
más. En parte por sus mensajes al pueblo y la eficaz información al mundo de
cada acto violento en el momento en que ocurre.
Existe atención desde la mirada de algunos
medios y países extranjeros que se interesan y reportan con más fuerza e
interés los múltiples ataques de la policía política y otros cuerpos represivos
no solo hacia la disidencia sino hacia cualquier ciudadano.
Pero esa atención en el sentido de conocer su
esencia, móviles y objetivos también se ha reforzado hacia el interior mismo
del régimen castrista. En tanto ha optado éste por tener más gastos militares
en entrenamiento, movilizaciones y control de todo ciudadano y en particular de
monitorear la vida y las comunicaciones de cada opositor en el país.
Dicha atención también se ratifica al dar
riendas sueltas, a sus secuaces y a las Brigadas de Respuesta Rápida que aún le
quedan, en sus discursos en el 8vo Congreso de los CDR, como última salida a su
persistencia de no ceder el poder. Acudiendo al pueblo desmotivado, ofreciendo
promesas y resaltando un revolucionarismo que en éste ya no existe para que
asuman ¨estrategias¨ contra la oposición, que saben creciente.
La atención a la
represión de la dictadura cubana también está siendo seguida por la mayoría del
pueblo, como ojo protagonista de cada acción policial contra los opositores
pacíficos a lo largo del país, contra trabajadores particulares, contra
cualquier otra persona, que exprese insatisfacción pública por un servicio recibido.
Pero además, esa atención también se
incrementa por el consumo frecuente en DVD o memorias flash de audiovisuales de
denuncias, entrevistas, actos violentos contra las acciones pacíficas
opositoras, programas del exterior, etc. que informan a todos y van
sensibilizando al pueblo consumidor a favor de los que se enfrentan a la dictadura.
No por ser víctimas de represión sino por darse cuenta poco a poco que están
defendiendo sus intereses y derechos.
Unido a esto también visualizan más porque
reciben materiales impresos, leen carteles de protesta, grafitis y al mismo
tiempo aprecian cómo se violentan los policías y activan sus operativos.
Va resultando más y más fuerte la asimilación
del pueblo de que los agresivos y sin razón son los llamados a ¨protegerlo¨,
por tanto la mayor atención del gobierno a la represión a través de su incremento
sin escatimar gastos va resultándole un arma de doble filo, menos pueblo a su
favor y más activismo en las calles y visualizado por todos.
La pérdida del control, que implica
agotamiento de las estrategias y falta de herramientas negociadoras o más simple,
no querer negociar por las buenas, sumado al miedo ante auge opositor cubano ha
llevado al régimen a atacar las actividades opositoras dentro de las
casas.
Pero este comportamiento de cada parte que
atiende, y que asume la crítica situación represiva no se da con la misma
intensidad dentro del país, ni en el caso opositor con todos los grupos, sino
sobre todo en zonas como Matanzas, Villa Clara y Santiago de Cuba, debido al
activismo en calles, la llegada más sistemática al pueblo, con el consecuente
incremento de sus filas, siendo los abanderados Damas de Blanco y la Unión
Patriótica de Cuba. En tanto los represores se movilizan, son más crueles y
gastan más dinero. Mientras que el pueblo apoya y se solidariza con frecuencia
con los opositores y va dejando de sumarse a los ataques incitados por los
represores.
Una breve revisión en la
red y de diálogo con integrantes de la población corrobora el cambio que se va
operando en Cuba debido al arreciamiento de la represión de la dictadura
castrista, que está pasándole la cuenta progresivamente, hasta seguro perder el
poder mantenido por la fuente de la violencia.
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