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sábado, 24 de agosto de 2013

¿Quiénes son los enemigos?

¿Quiénes son los enemigos?
Yusmila Reyna Ferrera, periodista independiente
yusmilarf@yahoo.com, +53 53740544

Yusmila Reyna Ferrera

La construcción de enemigos viene de diversos ángulos, ya sea en el plano social o personal. Es típico, por ejemplo en las personas con alguna discapacidad, con dificultades o limitaciones de comunicación, complejo de inferioridad  o sencillamente personas catalogadas de malas. A nivel de sociedad este hecho es común en regímenes  comunistas, evidencia de una psicología guerrerista, insuficiencias en la política exterior y en la comunicación.
Estas actitudes todas de forma intencional, para que todas, valga la redundancia, las dificultades de su gestión de gobierno recaigan en ese supuesto enemigo, además de exacerbar el odio del pueblo hacia éste, al mismo tiempo que la devoción por la figura “salvadora” de ese enemigo, que por supuesto va a ser el dictador.
Por otra parte, ver enemigos por todos lados es propio también de estos gobiernos, no solo le basta con inventarse uno en el exterior sino que todo aquel que se le oponga a sus políticas o tenga sencillamente una “conducta sospechosa”, desde la óptica paranoica del miedo a perder el poder, también lo es.
En Cuba con un gobierno de esta catadura se sabe quiénes son sus enemigos construidos: Estados Unidos y la Oposición interna y externa, por ello hacer una tesis al respecto no es la intención, ni tampoco analizar casos aislados de personas con trastornos de la personalidad que se inventan igualmente sus contrarios.
Sino respecto a aquellos que actúan de mala voluntad y se muestran contrarios, diferentes a otros, afectando por lo general a terceros y no al objeto de su diferencia o disputa. Y es que los enemigos, como casi todo en la vida pueden hacernos bien o mal, depende de quién o quiénes sean, así como quiénes lo creen.
Entonces, ¿Son enemigos? Los que actúan con el virus del conformismo y la inercia, ante la destrucción de cada ápice de libertad y prosperidad en el país.
Los que parasitan en espera de que otros hagan y den mayores energías a la lucha pacífica para decirse protagonistas.
Los nematodos o gusanos cilíndricos que socavan las organizaciones desde la raíz, es decir en su base o liderazgo, insistiendo en desvirtuar objetivos y dando enfoques de autoritarismo y autocracia a la dirección.   
Los que actúan como hongos destructivos impregnando el pesimismo y el desaliento entre las filas opositoras con la frase de que “no se puede” y de que “la oposición cubana no es factor de cambio”. 
Los que proceden como condiciones ambientales adversas poniéndole freno a toda iniciativa, insistiendo en que no hay con qué hacer el activismo social y que no tienen poder frente al poder tiránico, pensando además que son pocos para conseguir grandes resultados.
¿Son enemigos? Los que esperan pasivamente que caiga el fruto del árbol para comérselo o coger su tajada sin hacer nada para ir a buscarla o esperar que le digan lo que tiene que hacer para ello. 
Si todos estos comportamientos y acciones hacen de opuestos para la aceleración de la lucha no violenta en Cuba y del alcance de sus objetivos, entonces pudieran considerarse Enemigos, no de una persona específica, de una organización sino del país, de su pueblo.
Esos que desean o hacen el mal con sus actitudes son el resultado de la ausencia de una formación no solo responsable sino de autosuficiencia e independencia para obtener éxitos y agenciarse proyectos duraderos y convincentes.
Buscar el antídoto ante tales enemigos es vital para comenzar a dar saltos importantes en la transformación de la sociedad cubana, saneando la contaminación, oxigenando las organizaciones civilistas, que no significa expulsar sino exorcizando, capacitando, entrenando, reeducando a cada uno de sus miembros viciados por la envidia, el egoísmo, la enemistad que ha engendrado el sistema de gobierno en que vivimos.  

Por suerte, mientras lo anterior se alcanza todos aquellos que actúan de mala voluntad en relación a los que luchan por la libertad sistemáticamente y de forma sincera, se estrellan, se despedazan en sí mismos, pues sus acciones producen el efecto contrario: en vez de anular, desprestigiar ante el pueblo cubano, la opinión pública y amigos internacionales, realzan su prestigio y trabajo. 

Enviado desde Cuba por la UNPACU para Ya Cuba Twittea        

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