Polémica: Cartas cruzadas por Angel Santiesteban
El escritor Angel Santiesteban (izq.), junto a Ernesto Morales(centro) y y Erwin Caro, en Cuba. |
El caso del escritor cubano Angel Santiesteban Prats, quien cumple actualmente una condena de cinco años de prisión, no ha dejado de provocar reacciones encontradas desde el mismo instante en que comenzó el procesamiento judicial hasta su condena y encarcelamiento.
Los respaldos recibidos por Santiesteban dentro y fuera de Cuba han provocado también respuestas condenatorias como la publicada por un grupo de escritoras residentes en la isla, el pasado 8 de marzo.
La más reciente reacción en Cuba es una carta abierta del escritor José Miguel Sánchez, Yoss, divulgada en la internet. La misiva de Yoss ha motivado la indignada respuesta del periodista Ernesto Morales, exiliado en Miami, quien ha hecho llegar un polémico texto a CaféFuerte para su publicación.
DISECCIONANDO LA GARGANTA PROFUNDA DEL YOSS
Por Ernesto Morales(Respuesta a la carta abierta de José Miguel Sánchez, “Yoss”, al escritor encarcelado Ángel Santiesteban)
Esta carta no va dirigida a Yoss. Por más que a ratos yo emplee la segunda persona, esto no va dirigido a ese personajito pintoresco, por momentos útil para la diversión pero casi siempre hábil en eso de ser desagradable, que suele firmarse como Yoss.
No, yo no podría dirigirme personalmente a José Miguel Sánchez Gómez (a quien no le gusta ni siquiera su nombre y sí le gusta llamarse, tiernamente, “Yoss”), porque no tengo intención de comenzar una polémica directa con él y también porque, a diferencia suya, cuando me dirijo a un hombre lo hago cuando este puede responderme en igualdad de condiciones.
En última instancia, me gustaría que pudiera responderme a la cara. Es una costumbre que me inculcaron mis padres, de chiquito. En la sociedad machista en que crecí le llamaban hombría a eso.
Yo escribo para quienes leyeron antes la carta de José Miguel y no saben quién es él, por razones obvias, pero puesto que sí saben quién es Ángel Santiesteban se han sorprendido por las palabras de alguien que dice ser su amigo, su hermano, su posible lleva jabas a la prisión, pero que refiere tantas virtudes de este como lo haría un fiscal gringo de su detenido en Guantánamo.
Lo aclaro, porque este texto es una inevitable respuesta a esa pequeña joya, no de la literatura o el género epistolar, sino de la pendejada, de la chivatería, el canto cederista y la colaboración segurosa, que Yoss acaba de dedicarle a Ángel Santiesteban en una carta abierta para no perderse.
La tituló “La piedra política…y el tejado de vidrio común”. Un texto con el cual el hándicap literario que es José Miguel Sánchez se ganó de lleno la entrada a la Historia Universal. De la Infamia, claro está.
Tantos libros, ¿no, Yoss?, tantos años de tu vida dedicados a teclear cosas que hacías pasar por cuentos (por norma inmetibles); cuentos de una ciencia ficción que no era ciencia ni ficción, y que ellos tampoco eran cuentos ni cafeteras ni papalotes, ni cosa valedera alguna… para que a estas alturas del partido vengas con este escrito de preciosismo tal en sus formas despreciables, que es casi seguro que será por lo que trasciendas.
Bravo. Eres el nuevo Domingo del Monte.
Pero hablemos un poco del personaje en un intento de disección, de poner lógica a lo (aparentemente) absurdo.
Quienes probamos alguna vez con al menos uno de esa decena de libros publicados por José Miguel Sánchez Gómez, abdicamos muy pronto con una determinación que olía a Mark Twain: “Cualquier librero vacío es de por sí excelente por tal de no contener los libros de Yoss”.
Eso lo sabíamos, lo decíamos, lo burlábamos, aquellos jóvenes creadores, lectores, artistas de pacotilla o de facto, faranduleros y casi siempre trova-rockeros, que leíamos hasta la guía telefónica cuando se acababa cualquier literatura que despilfarrar.
Reírnos del Yoss, del egocentrismo injustificado del Yoss, de su personalidad nerviosa y pretendidamente auténtica, era una especie de deporte obligatorio entre los “alumnos” (a falta de un mejor término) del capitalino Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”.
En ese entonces, aún no sabíamos cuán peligroso podría llegar a ser. Quizás habría que partir de ahí para entender qué grotesca motivación, qué oculta hediondez de occipital, pudo llevar a este artesano de la escritura a escribir semejante panfleto de maldad mal camuflada.
José Miguel Sánchez Gómez tiene 44 años, 11 libros publicados, y ni un solo un lector. Ni uno solo. No conozco a nadie que, si lo hace, confiese leer libros de Yoss. Y yo (como León Felipe) conozco a muchos lectores de muchas cosas. Incluso malas. He conocido lectores de Abel Prieto, por ejemplo. Pero no de Yoss.
Ángel Santiesteban tiene la mitad de libros publicados que José Miguel. En Cuba, en editoriales nacionales, apenas tres: Sueño de un día de Verano, Dichosos los que Lloran y Los Hijos que nadie Quiso. Por cada uno de los tres Angelito podría donarle al Yoss, digamos un número al azar, cien mil lectores fieles. Podría darle más lectores que plata, cosa que dice mucho en este caso. (A propósito: ¿no serás tú uno de los tantos beneficiados por los favores de Ángel, José Miguel? ¿No habrás ido alguna vez a llorarle miseria tú, como fui testigo de tantos otros literatos avestruces que hoy, cuando él los necesita, ya sabemos dónde meten sus cabezas?)
Termina aquí una de las primeras posibles causas de este acto de cobardía (acusar a un escritor “amigo”, señalarlo en público, incriminarlo, delatarlo, decirle: “eres culpable” sin tener ni puta idea de lo que estás hablando, miserable; y sobre todo: hacerlo cuando el “amigo” está tras las rejas y no puede defenderse), y puede comenzar la segunda.
La génesis básica del “Informe contra otro mismo” escrito por José Miguel es esta: la envidia literaria. Eso se huele enseguida. Pero la segunda causa podría ser aún más terrenal. Y más burda.
Porque quienes conocemos la historia de este pobre engendro habanero, con su imagen no de rockero, sino de rockero mal vestido: rockero cursi, versión del glam a lo Kiss fusionado con la musculomanía adolescente a lo Manowar, sospechamos con cierta exactitud qué pudo pasar aquí.
José Miguel Sánchez Gómez (¿por qué tan criollito?, ¿por qué tan así? ¿por eso te molesta tu nombrecito, Yoss?) envidia el dinero del “luchador” Angelito, envidia el antiguo historial de mujeres de Angelito, envidia el éxito arrollador de Angelito, y al parecer, envidia los cojones de Angelito, que jamás se atrevería a escribirle una carta abierta a un escritor, dos semanas después de que lo metieran preso.
Ese Ángel Santiesteban a quien tú, Yoss, tú y la Seguridad del Estado y el Tribunal Popular controlado por la Seguridad del Estado, acusan de golpear a una mujer, jamás te habría escrito una carta a ti cuando estuvieras tras las rejas porque eso sería como golpearte amarrado. Y Ángel, con lo bien que lo conozco, sabe dar buenos gaznatones (otro tipejo de tu alcurnia, David Buzzi, lo supo bien) pero siempre a hombres, y a hombres sin barrotes ni amarras de por medio.
¿Te molestaba el éxito de Ángel con las mujeres, José Miguel? ¿Tanto te pudo? ¿Tanta mella hizo en ti ir de Feria en Feria, por cada provincia, por cada resquicio de nuestra Cuba provinciana, intentando cazar doncellas o mancebos, con tu máxima de que eras “estereo-sexual”, habanero y reconocido escritor, sin llevarte nada en el jamo? ¿Tanto te lastimó ver que un tipo grácil y sencillo, vestido normalito (sin tus atuendos de mamarracho y tu comportamiento más mamarracho aún, descortés, que ponía nerviosas a las pobres organizadoras de eventos públicos) fuera el foco de atención de las lectoras y asistentes a conferencias y lecturas de narrativa, y que al terminar la noche tú no te hubieras comido ni una rosca?
¿Sufrías a escondidas que solo junkies trasnochadas de G y 23 terminaran en tu cama, famélicas e idiotas, mientras una de las mujeres más dulces, inteligentes y espectacularmente hermosas del cine y la televisión cubana actuales, Sheila Roche, se juntaba a capa y espada con Angelito?
¿O te molestaba aún más su éxito negociador?
Porque, qué dudas cabe, uno de los pasajes épicos e imperdibles del destape del Yoss, es aquel en el que refiere las dotes negociantes de Angelito Santiesteban.
“Como mismo he admirado, como todo buen cubano, y reconozco que incluso envidiado alguna que otra vez, tus talentos a veces algo matreros de negociante y “luchador”… que, en estos tiempos convulsos que corren, te han convertido en todo un magnate cuentapropista…”, dice el incontinente José Miguel, destapado como la señora del comité que mira por la ventana y anota en su libretita. Y de entrada, mete por segunda vez una pata infantil y obtusa, indigna de quien intente ser tomado en serio: la generalización del comportamiento.
No, querido Yoss, no todo buen cubano reconoce que envidia el éxito económico de alguien más, porque yo, al menos, soy inevitablemente cubano, y he envidiado muchas cosas, pero éxito jamás. Como tampoco jamás he golpeado mujeres según dices tú que en Cuba “hace hasta el más pinto de la paloma”. Habla a nombre tuyo, infeliz. Miles o millones de cubanos jamás lo hemos hecho tampoco.
Es cierto que las urgencias del bolsillo generan ansiedad en unos, Yoss. En otros generan motivación. En otros rebeldía. Pero solo en los tipos chiquiticos, minusválidos de alma y espíritu; solo en alguien capaz de escribir algo como tu cartita abierta, la prosperidad económica ajena causa rabia y escozor.
Y yo entiendo que hay que comer y que jode que otro coma lo que uno no, pero no es Ángel el culpable de eso, man. El culpable o los culpables de eso están ante tus ojos, pero contra esos no dices ni pío. A esos prefieres tratarlos con eufemismos como “muchas cosas no funcionan en Cuba como deberían”. Y cerrar tu boquita.
Ángel hasta te habría dado algunos de sus cuentos para que sacaras jugo de otros concursos provinciales de literatura, esos diseñados para jovencitos principiantes a donde llegaban tus cuentos (¿luego de 11 libros publicados?) porque, duro decirlo, necesitabas los 500 pesos cubanos que pagaba el certamen.
Desclasificando recuerdos: sentí mucho no poder premiar al Yoss una vez, y ahora que veo cuán hondo le llega la falta de menudeo, por las cosas que le da, quizás hasta lo lamente más. José Miguel: yo fui jurado de aquel concursito de Casa de Cultura de Granma a donde mandaste un cuento a competir con los de otros aspirantes a escritores, en el 2008, y donde salió finalmente premiado alguien de Las Tunas, cuyo nombre no recuerdo.
No te hagas falsas ilusiones, Gran Yoss: su cuento era mejor que el tuyo. Por mi parte, como jurado, nada en tu contra. Con gusto te habría premiado si lo hubieras merecido. Aún no habías escrito tu dichave contra Angelito Santiesteban, por lo cual estos notables deseos de partirte la cara que tenemos desde ya todos sus verdaderos amigos, no asomaban por el horizonte aún.
Nuevamente has expuesto de lo que eres capaz. También tú, como Chacumbele, te acabas de matar. Si no te ganaste el récord de escritor cubano contemporáneo más despreciado cuando publicaste aquel cuento (¿cómo se llamaba, Yoss?) con el nombre, apellido y dirección exacta de una chica de quien por alguna razón te quisiste vengar, también ventilando sus intimidades más fuertes, creo que esta vez diste en el clavo. Y de qué manera.
Yo no sé si Ángel le puso la mano encima algún día a Kenia, a quien desde luego conozco, y de cuyos arrebatos de cólera bipolar fui testigo presente. Si lo hizo, está muy mal. Si lo hizo, si la lesionó, desde luego merecía pagar por ello como sucedería en cualquier sociedad civilizada de este mundo.
¿Ves, José Miguel?, en algo coincidimos tú y yo. Pero a diferencia tuya, entre muchas otras diferencias de condición humana, yo soy su amigo y me cortaría los diez dedos antes de teclear algo que públicamente denigrara a Ángel Santiesteban, sobre todo si detrás de este juicio incluso tú admites que estaba la Seguridad cubana.
¿Entonces, Yoss? ¿Por qué ese arrebato de mierda puesta sobre el papel? Si jamás abriste la boca en su favor o el de cualquier otro ser humano que mereciera la pena; si no hay causa justa que tú hayas defendido de forma pública, sin enreditos de lengua ni palabritas de doble sentido; si admites que, según tú, un empujón o una amenaza a una mujer en Cuba es cosa de todos los hombres, ¿cómo justificas tu libelo acusador? No te burles de nuestra inteligencia.
Y a propósito de inteligencia: algo muy fuerte habrá detrás de ti. A saber qué o quiénes te atormentan. A saber si tus demonios serán los de la envidia al éxito, la envidia al dinero, la envidia a las mujeres, o el temor a desobedecer otros designios. Al final todo se sabe. Y ahora que has entrado en el privilegiado círculo de los echadores pa´lante más famosos de la literatura cubana, no nos olvidaremos de ti. ¿Alguien encontrará tu nombre alguna vez, en un folio con un numerito al costado, con una palomita marcando una importante colaboración? Tú y yo estamos seguros: se sabrá alguna vez.
Mientras tanto, vive convencido de algo: ya eres famoso. Ya trascenderás. Ya hiciste la obra de tu vida. Creaste un documento único. ¡Te puedes dar por satisfecho, Yoss! Angelito te respondió con un respeto que no merecías desde esa granja que describes como el Meliá Cohiba. En lo adelante, puedes incluir en tu honorable currículum, junto a los premios Calendario y David, y alguno que otro de esos con los que te haces la paja mental de llamarte escritor, el Premio de la Garganta Profunda, si no es que antes lo merecías ya, por razones diferentes.
Como esta carta no va dirigida a José Miguel Sánchez, Yoss, sino a quienes leyeron el “Yo Acuso” de Yoss, lamento no poder pedirle al menos algo de forma directa: que retire de su blog la foto con que acompaña su documento. Esa foto de Angelito, hoy la más conocida en Internet, es un recorte que hice yo mismo para publicar un texto sobre su último libro de cuentos. En la original, estamos Ángel, yo en medio, y Erwin Caro, otro enorme amigo, a nuestra derecha.
Me asquea pensar que Yoss tomara una imagen donde Ángel estaba a mi lado para acompañar su acto de miseria. Pero qué se le va a hacer. Quiero creer que de alguna manera, esta foto me adelantaba que yo debería estar cerca de él cuando los nuevos Brutus aparecieran por el horizonte. Dentro de muy pocos años más, deberemos tomarnos otra para el futuro.
LA PIEDRA POLÍTICA…Y EL TEJADO DE VIDRIO COMÚN (CARTA ABIERTA A ÁNGEL SANTIESTEBAN PRATS)
Por José Miguél Sánchez/ YossHermano, amigo, Angelito… hace semanas que quería escribir sobre ti, sobre tu caso, pero los avatares habaneros y nacionales de la Feria del Libro me fueron obligando a postergarlo, hasta hoy. Aunque también, no lo negaré, tuvo su parte de culpa la natural renuencia a tener que poner en blanco y negro algunas verdades dolorosas.
Juicio y prisión. Cinco años, Angelito, por asalto y agresión a tu exposa… sinceramente, a primera vista parecen muchos, hasta demasiados, por un delito en el que, con perdón de las feministas, en nuestro país machista leninista ha incurrido alguna que otra vez hasta el más pinto de la paloma. Aunque, claro, si en nuestro enrarecido y a veces simplemente arbitrario sistema penal, por hurto y/o sacrificio ilegal de ganado mayor echan entre 10 y 15 años ¿de qué va a asombrarse uno si, por una vez, cargan también la mano con la violencia de género?
He sabido que desde el 28 de febrero (¿estaban esperando a que terminara la Feria del Libro en La Cabaña para evitar escándalos internacionales? no me extrañaría) ya estás cumpliendo condena, y que, para mi alegría, no exactamente entre rejas, en el Combinado del Este ni alguna de esas prisiones de otras provincias a las que suelen enviar a los reos, probablemente para hacerle más difícil a sus familiares la tan esperada visita, sino relativamente cómodo, en una granja. Y que, si mantienes buena conducta, (y confío en que tu terquedad no te lleve a lo contrario, ni a convertirte en un preso “plantado”, gente cuya actitud respeto, de todos modos…) tal vez en dos o tres años puedas merecer la libertad condicional. Por si fuera poco, tampoco debes temer que tus colegas de galera te traten demasiado mal, ni abusen sexualmente de ti, como se sabe que acostumbran a hacer con pedófilos y violadores.
Así que, a fin de cuentas, no han sido tan duros contigo ¿no? qué alivio, para todos los que te queremos. Y sólo queda esperar.
Porque, vamos a poner los puntos sobre las íes (y también sobre las jotas, para que no haya discriminación) el caso indiscutible es que, diga lo que diga la disidencia, ERES CULPABLE.
Y no hablo de culpable de pensar diferente, de tu blog no gubernamental Los Hijos que Nadie Quiso, de no callarte… que de serlo, serían delitos por los que podrías entrar en la celda con la frente muy alta. Porque, que conste bien claro, comparto tu opinión de que muchas cosas no funcionan como deberían en Cuba, de que necesitamos cambios urgentes y drásticos, de que hay que denunciar, porque quien se calla se vuelve tácito cómplice. Y en este blog mío trato de hacer lo mismo, sin odio, sin resentimiento. Convertirme en lo que se supone que debe ser un intelectual en toda sociedad: una conciencia crítica.
Gracias, Angelito, por mostrarnos que el camino que Yoani abrió con su hoy archifamoso Generación Y no está vedado a los escritores de aquí dentro, aunque sean premios UNEAC y Casa de Las Américas, como tú, y por cierto que, para más mérito, con sendos libros bien “incómodos” para el sistema: sobre Angola y sobre las cárceles cubanas..
Aprovecho para dejar constancia aquí de que, por tu valor, tu laboriosidad y tu generosidad, siempre has sido para mí un modelo de narrador y de persona. Como mismo he admirado, como todo buen cubano, y reconozco que incluso envidiado alguna que otra vez, tus talentos a veces algo matreros de negociante y “luchador”… que, en estos tiempos convulsos que corren, te han convertido en todo un magnate cuentapropista… que ya se vale, ahora que los macetas no son tan enemigos del pueblo como antes, sino gérmenes de pequeños empresarios. A fin de cuentas, en la filosofía callejera cubana, siempre es mejor estafar un poco que ser estafado ¿no? Mejor martillo que yunque, y si alguien tiene que perder, no ser uno ¿no?
Y ya hablando directamente de política, aclaro también que si por momentos no he estado de acuerdo con tu grado de compromiso con la disidencia y los grupúsculos y la SINA, nunca te he criticado por ello: es tu elección, tu camino personal… y la clave de la democracia, como dijo un ilustre cuyo nombre ahora no me viene a la mente, es que aunque no esté de acuerdo con todo lo que dices, defienda hasta la muerte tu derecho a decirlo.
Pero… ay, Angelito ¿Por qué no tuviste en mente ese refrán popular de “tejado de vidrio no tire piedras al vecino”? Tan bien, si no mejor que yo, sabías cómo opera a veces nuestra tan mentada Seguridad: muchos disidentes han ido a parar tras las rejas las primeras veces acusados de delitos comunes tan absurdos y nimios como receptación o venta ilícita de mercancías tan peligrosas como… la leche, antes de empezar con su verdadero historial de prisión como opositores al régimen.
Entonces, si estabas tirando piedras políticas, si sabías que te estaban cazando, si ya ese nunca aclarado asalto callejero de hace un par de años que te costó la fractura de un brazo te demostró que te tenían en la mirilla ¿cómo te descuidaste de esa manera? ¿cómo pudiste dejar que las pasiones te cegaran así?
Felix Dzherzinski, el tan mentado fundador de la Cheka, luego convertido en siniestra KGB, decía que para la lucha había que tener cabeza fría y corazón ardiente. No sé si escribió en alguna parte que también era necesario que la primera controlara al segundo.
Metiste la pata, bróder. Cualquiera se enamora, y alguna que otra vez discute con su adorado tormento y hasta llega a las manos, y pierde los estribos… pero tú perdiste hasta el caballo, hablando en buen cubano. Todos conocíamos tu carácter obsesivo, rondando lo psicopático, y bien que te advirtieron los que más te quieren, como el Chino Heras y Sacha, tus grandes amigos, casi tus padres, por los que tanto has hecho y que tanto han hecho por ti, que pararas con ese encarne, que no persiguieras más a la madre de tu hijo, que nada bueno podía salir de eso. Pero no, tú seguiste, seguiste, tal vez con esa extraña sensación de invulnerabilidad que a veces embarga a los que cruzan todas las líneas… hasta que la mierda se desbordó.
¿Asalto y agresión, violencia conyugal? Vamos, Angelito… tú sabes que había para más cargos, para muchos más. Que la persecución, vigilancia y, vamos a llamarlo por sus nombres, hostigamiento y acoso que le montaste a Kenia fue de padre y señor mío. Si hasta resulta irónico: ¿tanto criticar a la Seguridad para ponerte a su misma altura, compadre?
Tú sabes que las cartas amenazadoras, las irrupciones y destrozos en su apartamento, las griterías, las golpizas fueron varias. ¿En qué estabas pensando, man? ¿Qué por ser la madre de tu hijo era tu propiedad incluso después de separados, que podías decidir lo que hacía o no en su vida, que te lo iba a tener que aguantar todo sin denunciarte? Entre marido y mujer nadie se debe meter, reza la sabiduría popular machista cubana, y por eso me culpo, como seguramente se culpan todos tus amigos de verdad, de no haber intervenido con más, de no haberte llamado a la cordura de modo más convincente, de no haber evitado que llegaras a los extremos que llegaste. Porque palabras duras no rompen huesos, pero las galletas y piñazos sí… y llevan a quien las da a la cárcel.
Ay, Angelito, mi hermano… el refranero popular dice también que el que la rompe la paga. Y, como Chacumbele, tú mismitico te mataste, te metiste en las patas de los caballos, te lo buscaste. La Seguridad estaba buscando una causa para enjaularte, y tú se las serviste en bandeja de plata. Mejor, ni pintado.
Metiste la pata hasta el cuello y tú lo sabes. Ojalá estos años te sirvan para reflexionar, que saques alguna enseñanza del error, y que no te ahoguen en el odio. Porque ahora no tiene sentido que la disidencia y el exilio alboroten a tu favor, diciendo que todo es un burdo montaje, una malévola estratagema del castrismo, una maraña de la Seguridad, etc… sin duda la mano de nuestro G2 está ahí ¿quién lo discute? pero la verdad es que por esta vez eres cualquier cosa menos inocente.
De hecho, Angelito, eres tan culpable como los Cinco Héroes, esos pobres cubanitos de la Red Avispa, sacrificados en el altar de la política cuando el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. Y si ridículo y vergonzoso es que nuestro gobierno todavía se desgañite clamando por su libertad, a despecho de la regla de oro no escrita del espionaje (si los agentes tienen éxito, no se les pueden dar medallas públicamente; si fracasan, su gobierno tiene que renegar de ellos para no implicarse en el descrédito de una guerra sucia) igual de tonto es que la mitad de la disidencia cubana quiera presentarte como una inocente víctima de las maquinaciones de nuestro Estado.
Culpables son ellos, culpable eres tú.
Tu causa, mi hermano… la común, no la política, era desde el principio indefendible. Probaste con abogados, declaraciones, claro… era tu derecho, sí, pero, seamos francos, nunca fue sino el patético derecho al pataleo de los ahorcados. ¿Que estaba amañado el juicio? No lo creo: ni falta que hacía. Por una vez, seamos francos, se hizo justicia. ¿Entonces, ahora?
Aguantar, Angelito… no te queda más.
Pero, para que lo sepas; aún sabiéndote culpable sigo siendo tu amigo, y no voy a negarte el saludo ni mucho menos… no se lo negué a Raúl Capote cuando se reveló como el agente Daniel de la Seguridad tras tantos años de envolverse en la piel del escritor disidente engañando a Malanga y su puesto de viandas; menos entonces te lo voy a negar a ti. Porque para mí la amistad y la cultura están por encima de la política.
Así que si hay que ir a verte a la granja, a la cárcel, a dónde sea, que cuenten conmigo. Lo mismo que cuando salgas. Porque amigo en las buenas es cualquiera… en las malas es cuando se sabe quien pone el corazón de verdad por ti. Malas como las que estás pasando ahora, te lo merezcas o no, hermano.
Nada ha pasado entre nosotros Angelito. Sigo admirándote y siendo tu amigo. Cualquiera va a la cárcel ¿verdad? Y ojalá que el resto de la sociedad, cuando cumplas tu condena, tampoco te marque con el estigma de los presidiarios, a quienes tan bien retrataste en tu libro del premio Casa de Las Américas.
Soy un optimista incurable ¿sabes? No puedo resistirme a pensar positivo… quién sabe, tal vez, como recomendaba Antón Arrufat en el título de uno de sus libros, puedas hacer de la necesidad virtud, y de esta prisión salga tu próxima novela ¿tal vez Premio Alejo Carpentier dentro de algunos años?
Ya veremos. Ahora lo importante, hermano, es mirar al futuro… y seguir escribiendo. Porque, si Dichosos los que lloran, más dichosos los que escriben ¿no?
Publicado por Café Fuerte
A poco es escritor ese mamarracho ventajista? Jajajajajajajajajaj. Eso que hizo no es de hombres.
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