Por Manuel Fernández Manero
Pensé
comenzar con al clásico Estimado, pero acabo de leer tu infamia y no te
estimo en absoluto, no caeré en la bajeza que acabas de cometer
llamando a Santiesteban “amigo, hermanito”. Ya desde el inicio tu
opúsculo rezuma hipocresía. No te conozco, no he leído esa veintena de
libros que apunta tu biografía. Tampoco, sinceramente, tengo tiempo para
detenerme en literatura menor.
Basta leer tu “puñalada trapera” (dicho
en buen cubano, conste que soy español, “gallego” como se dice allí,
pero conozco a Cuba en profundidad) para comprender que eres un cobarde
(pendejo, cubanamente hablando) porque lo que acabas de hacer no se le
hace a un amigo (ya sé que no es cierta tu amistad con Ángel) porque lo
mejor que pudiste asumir, suponiendo que todo lo que dices sea cierto,
es callar y ser, como mismo apuntas “amigo en las buenas y en las
malas”. Cualquiera que sea la verdad: culpable o inocente, debiste ser
leal, callarte como hacen otros que mencionas: Heras León y Sacha que,
suponiendo que asumen la culpabilidad de Ángel, se han mantenido en
silencio. Algo que, dicho sea de paso y conociendo que todo es una
campaña para silenciar a Santiesteban (ellos lo saben), se vuelve en su
contra. Quiero asumir que eres un vejestorio infantiloide (veo tu foto
de rockero desteñido) que sin ser verdaderamente amigo aprovecha la
situación para ganarse un puntito o, quizá, lavar alguna caquita, una
limpiecita ante el stableisment. Pero no te perdonarán, chaval, saben de
tus masturbaciones en el Malecón y algunas otras suciedades (tengo una
lista que me reservo). La vida te pasará factura. Ya comienza. No voy a
hilvanar aquí un largo inventario de ejecuciones del voyuerista
consumado que eres. No se trata de si Ángel es culpable o no, se trata
de hombría, de lealtad, de no hacerle el juego a nadie, observa que digo
a nadie, eso quiere decir ni a los unos ni a los otros, se trata de
asumir la amistad con un par de cojones, subirse a un autobús e ir hasta
la cárcel y decirle a Santiesteban, “te traigo este gofio porque soy tu
amigo, pero te has comportado mal” o, de lo contrario, hacer lo mismo y
decirle al amigo “sé que te han jodido, pero no tengo timbales y no
quiero perder la próxima invitación a la feria de Baracoa”, aunque,
sinceramente, no creo que tu amistad con él sea tan profunda y tus
palabritas confianzudas te las dictaran en alguna oficina donde te
cagaste de miedo y no tuviste cojones para resistir como hizo y sigue
haciendo Ángel Santiesteban.
Pensé en escribir una respuesta extensa
y hacer un poco de historia de tu persona y la de Ángel, establecer
algunas comparaciones en varios sentidos para dejar claro quién es uno y
otro, pero no quiero perder mi tiempo, no quiero que el café que voy a
beber ahora mismo se me empaste en la garganta. Por cierto, ¿tienes
familia en Madrid? En la esquina de casa “trabaja” un travesti que se te
parece.
Manuel Fernández Manero
Es lo menos que se le puede decir a esta hiena sifilítica... ¡Gracias!
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