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viernes, 24 de agosto de 2012

Estremecedor relato de una jovencita víctima de la violencia castrista





Les presentamos una traducción que hizo una buena amiga del blog de un estremecedor testimonio de una jovencita de 21 años que fue víctima de la violencia castrista y de las turbas mercenarias que realizan repudios a las valientes y pacíficas Damas de Blanco.
 
Publicado en Capitol Hill Cubans  (al final de la traducción, la versión original en inglés)

¿Qué hace Castro a las Mujeres Pacíficas?
 
Es un deber leer el testimonio en Eleiny Villamonte Cardozo de 21 años, sobre la violencia a la que fueron sometidas las Damas de Blanco esta semana por tratar de realizar  su Te Literario este pasado sàbado 18 de agosto, y ella fue una de las que fue golpeada y arrestada por la policìa polìtica tras un allanamiento y registro violento de esa casa: fue liberada el 20 de Agosto.
 
 "Las  turbas paramilitares comenzaron a gritarnos pero no se quedaron tranquilos con eso, entonces comenzaron a lanzar piedras y agua de un cuartel de bomberos para intentar ahogarnos. Ellos nos dijeron que tenìamos los  "pies sucios", "mujeres sucias ", y muchas otras cosas repugnantes. Como nos lanzaron piedras, golpearon al nieto de Ana María Aguilera Paneque que tiene sólo 4 años, lo golpearon en su estómago y en la rodilla. Berta Guerrero fue golpeada en el pie con una piedra. Otra piedra golpeò a Romelia en el pecho. Esto no era una o dos piedras, eran cientos de piedras lanzadas para intentar matarnos. Ellos siguieron lanzando agua y gritando " limpia tus pies, mujeres sucias " y otras cosas así ".

  Después, otro agente de Seguridad del Estado se acercó y dijo que él iba a conseguir una orden de registro para allanar la casa  y se marchó, pero las turbas permanecieron gritàndonos  y permanecimos tranquilas dentro de la casa. Otro funcionario, con un uniforme marrón con dos estrellas  llegó, no sé su nombre, pero él es un teniente coronel y ordenó ver al propietario de la casa porque iba a realizar un registro.Pero el propietario estaba en el baño en aquel momento, el agente estaba impaciente  y  entró sin permiso. Berta Guerrero agarrò bien a su hija y casi la derribó, logró alejarse del apretón que iba a darle, fue entonces cuando numerosos hombres corrieron y comenzaron a golpearnos, tomaron a una muchacha menor de edad (la hija de Romelia) y la golpearon, y con esto se tomaron la casa. Ellos me aplican una llave de inmovilizaciòn y me sacaron a la calle; una vez ahì , me empujaron hacia la muchedumbre de mujeres que comenzaron a rasguñarme por todas partes, me golpearon por todas partes, y me tiraron el pelo. De hecho, todavía tengo rasguños  en el pecho y en mi brazo. Todas las mujeres me golpearon. Después de tanta golpiza, un guardia dijo 'ustedes no pueden golpearla', pero lo dijo  después de que lo habían hecho, después de que ellos habían tirado mi pelo. Fue muy violento. Ellos me empujaron hacia dentro de un carro policial, entonces el vehículo aceleraba y de a momentos frenaba para que me golpeara la cabeza bien fuerte  contra el cristal que divide los asientos. Nos llevaron a una instrucción penal  donde me dijeron que yo sería procesada sin una prueba y que  iría directamente a prisión por 'desorden público', al cual respondí que yo no había  realizado ningùn desorden público, ni crimen para aparecer allí como una criminal. Mi actitud -por seguridad de mi vida- fue no comer nada porque temía ser envenenada con pastillas o píldoras y no comì nada hasta hoy; me sentìa muy dèbil. Fueron muy agresivos con nosotros".



What Castro Does to Peaceful Women


A must-read testimony by 21-year old Eleiny Villamonte Cardozo, on the violence the Ladies in White were subjected to this week for trying to peacefully congregate:

"[T]he mobs continued to shout at us. But they were not calm with just that, so they started to throw rocks at us and fire water at us from a fire-hose to try and drown us. They told us “dirty-feet”, “dirty women”, and many other nasty things. As they threw rocks at us they hit the grandson of Ana Mara Aguilera Paneque who is only 4 years old, they hit him on his little stomach and knee. Berta Guerrero was hit on the foot with a rock. Another rock hit Romelia on her breast. It wasn’t one or two rocks, their were hundreds of rocks being thrown at us to try and kill us. And they continued firing water at us and shouted “clean your feet, dirty women” and other things like that.

Afterward, another State Security agent approached and said that he was going to get a search warrant to search the house. He left, but the mobs remained, screaming at us, and we remained calm inside the house. Another official, with a brown uniform with two stars on it, arrived. I don’t know his name, but he is a lieutenant colonel. He ordered to see the owner of the house because he was going to carry out a search. But the owner was in the bathroom at that moment, and the agent was so impatient that he barged in, grabbed Berta Guerrero (who was carrying her daughter) and nearly knocked her down, but Berta managed to get away from his grip. That’s when numerous men ran in and began to hit us, and they even took one underage girl (the daughter of Romelia). They were hitting us, and with these physical blows they took us out of the house.

They applied a headlock on me and took me out to the street. When I was on the street, they pushed me towards the mob of women who started to scratch me everywhere, they hit me all over, and they pulled my hair. In fact, I’m still scratched up on my chest and my arm. All the women came up to me to hit me. After they had beaten me, one guard said ‘you can’t hit her’, but she said this after they had beaten me up, after they had pulled my hair, after all the punches. It was very violent.

They shoved me into a police vehicle. Then, the vehicle would accelerate and suddenly brake so that I would go forward and hit my head against the glass dividing the seats. They took us to the Instructional Penal Unit, where they told me that I would be processed without a trial and that I’d go straight to prison for ‘public disorder’, to which I responded that I had neither carried out a public disorder nor a crime to be there like a criminal. My choice was to not eat any food that they gave me as a safety measure for my life, because I feared that they would poison me, kill me or slip pills into my food. I didn’t eat until today, and I felt very weak. They were very aggressive with us
."

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