Compatriotas: el exilio cubano es el
principal soporte de la tiranía castrista.
Del exilio la dictadura recibe ingresos por cinco mil millones de
dólares anuales. Nadie pudo haber
imaginado jamás semejante contrasentido. Que al final de medio siglo de lucha
estuviéramos nosotros alimentando al régimen que ha sido el peor enemigo del
pueblo cubano.
Descansa
esta afirmación en los datos aportados por el compatriota Roberto Álvarez
Quiñones, quien en un artículo en Diario de Cuba,
detalla cómo el exilio cubano beneficia al
castrismo. En remesas los exiliados
envían y gastan en Cuba 2300 millones de dólares al año. A esta
cantidad hay que sumarle 2500 millones de dólares que se mandan en
mercaderías a la isla. Al resultado, que
son 4800 millones de dólares, hay que sumar los gastos relacionados con
trámites
y otros rubros. El año pasado viajaron a Cuba 400,000 cubanos. En total
cinco
mil millones de dólares.
Álvarez
Quiñones compara esta suma con lo que recibe el castrismo por el turismo y por
la subvención chavista. Afirma que el
ingreso de los cubanos en el exterior es el más importante de todos. Sin esta subvención de los exiliados el
régimen estaría en lo más profundo del abismo, en la crisis final. Esta es la
realidad y tenemos que enfrentarla.
Hay
que hacer algo porque en nuestras manos está tomar medidas que debiliten a la
dictadura y faciliten el camino a la democracia. La alternativa ideal es que los cubanos del
exilio ayuden a quienes en nuestro país luchan por la libertad para que cuenten
con los recursos suficientes para enfrentar al régimen. La otra alternativa es que los políticos en
los Estados Unidos que quieran apoyar la lucha por la democracia de Cuba
estudien la posibilidad de establecer un impuesto a los viajes, las mercaderías
y las remesas que benefician a la dictadura.
Un
impuesto del cinco por ciento sobre el porcentaje de los cinco mil millones de
dólares que pueda ser contabilizado y controlado podría representar hasta 200
millones de dólares anuales. Los fondos
que se obtengan de ese impuesto, o una suma equivalente, se debe dedicar a ayudar a los cubanos que en
la isla luchan por la libertad y la democracia.
Como
requisito para tener acceso a esos recursos las organizaciones deben formar un
frente de unidad nacional, respetar ese acuerdo y cooperar unas con otras. Esos
recursos serian destinados a quienes luchan en Cuba No para que se utilicen en oficinas en Miami,
ni en pagar salarios en Miami, ni en ningún otro lugar fuera de Cuba. Sino para que apoyen al pueblo cubano y a la
oposición en sus actividades a favor de la libertad, el progreso y el Estado de
Derecho.
Pretender que el pueblo
cubano luche con las uñas contra una tiranía que no escatima en gastar lo que
tenga que gastar en propaganda,
vigilancia y represión, es una expectativa injusta y poco razonable. Las luchas por la libertad requieren
hombres y mujeres dispuestos al sacrificio.
Los cubanos carecen de los medios para enfrentar a la dictadura y
vencerla.
En nuestro caso y en nuestras
circunstancias necesitamos que el pueblo cubano sienta confianza en sí mismo y
en su futuro. Debemos convencer a
quienes están en la nomenclatura que no deben temer apoyar al pueblo en sus ansias de
libertad. Por estas razones hay que
evitar la violencia. La violencia juega
a favor de la dictadura porque alimenta el temor, que es el que le sirve a la
tiranía como único y último elemento de
cohesión. Pero además, usar la violencia
contra el castrismo es jugar en el campo donde es fuerte y nosotros somos
débiles.
Ahora más que nunca son necesarios
recursos para enfrentar a un régimen que está dispuesto a luchar hasta el final
porque teme y sabe que su fin puede estar cerca. Pero nada está terminado hasta que concluye.
No sigamos ilusionándonos con un levantamiento popular de un pueblo al que un
exilio poderoso no le ha podido demostrar que el que lucha y se sacrifica por
la libertad en Cuba tiene todo lo que necesita para ser efectivo.
La verdad es que los opositores en
Cuba viven en la pobreza, viven desamparados. Son acosados por el régimen, son
humillados y no tienen muchas veces ni medicinas ni comida para sus hijos.
Quiero citar el caso aquí de Virgilio Mantilla Arango, el Coordinador del CID
en la provincia de Camagüey. Un patriota carismático y sacrificado a quien el
régimen le ha ofrecido hasta una pequeña finca para que se aparte de la
oposición. Virgilio lo ha rechazado, ha
pasado años de absoluta necesidad por no dar la espalda a sus ideales.
Respaldemos
a nuestro pueblo antes de exigirle. Los cubanos del exilio no podemos
ser los que con recursos sostenemos la dictadura en
nuestro país. Por el contrario, seamos los garantes de los medios que
hagan falta para enfrentar al
régimen. Hagámoslo voluntariamente o
respaldemos un impuesto dedicado a la lucha por la democracia. Brindemos
apoyo
económico a los valientes que reclaman el cambio desde el suelo patrio.
¡El poder para el pueblo en alianza con los
militares!
¡Patria, pueblo, pan y libertad!
Zapata vive, Laura Pollán vive, Oswaldo Payá
vive, todos los mártires y héroes del pueblo cubano viven!
¡Viva la Nueva República!
Publicado por CID
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